El uso del compost en la agricultura ecológica regenerativa. Una de las prácticas más importantes para la regeneración de suelos degradados y poco fértiles.
Por frank Ohlenschlaeger, ingeniero agrónomo.
El término compost deriva del latín compositus y su significado sería “poner junto“.
El compost es el resultado de una descomposición de la materia orgánica para su transformación en humus. Producido en condiciones controladas, normalmente aeróbicas y termófilas.

Es una transformación higiénica de los residuos orgánicos en un “alimento” homogéneo y altamente asimilable por nuestros suelos.

La aplicación del compost, tiene como principal objetivo la mejora de la estructura y de las características bioquímicas de los suelos. Esto contribuye además en forma significativa al crecimiento de la diversidad y actividad microbiana.
Con ello se modifican todos los aspectos bioquímicos y fisicoquímicos que intervienen en la mejora de la fertilidad del suelo, su estructura y de las características hidrológicas. Aumentando la capacidad de infiltración y retención de agua y proporcionando los nutrientes para las plantas que de otra forma no estarían.
No hay duda, está comprobado que el compost puede tener muchos beneficios. Pero a veces tenemos unas falsas expectativas sobre su efecto. Además existe cierto desconocimiento para optimizar su elaboración y uso para conseguir realmente estos beneficios en la práctica.
Escribir este artículo surgió después de una interesante conversación sobre la efectividad del compost en los cereales. Me comentó un agricultor que había observado que en los cereales el compost tenía poco efecto productivo de un año a otro. Efectivamente, es así con una visión a corto plazo, pero no a medio-largo plazo.
Con este artículo quiero aportar algo para la aclaración de lo que podemos esperar del compost a corto, medio y largo plazo. Así como los beneficios que pueda tener para los campos y cultivos.
La base, pero no exclusivo, es una publicación del ministerio de agricultura y medioambiente austriaco del año 2007. Un resumen en 246 páginas de los resultados de muchos estudios hechos sobre los beneficios del compost. Realizados hasta ésta fecha en campo y a largo plazo, en diferentes.
Aunque el territorio de AlVelAl tiene condiciones muy especiales, las siguientes conclusiones generales son válidas para diversas zonas y circunstancias.

El compost aumenta la materia orgánica y el humus en el suelo
Uno de los problemas más grandes en el territorio AlVelAl es la falta de materia orgánica. La mayoría de los análisis de suelos hechos en el territorio muestran unos niveles de materia orgánica por debajo de 1% mientras la cantidad mínima deseable sería un 2%.
Todos los ensayos sobre la aplicación de compost a largo plazo y hechos en diferentes países demuestran un aumento de la materia orgánica y con ello también del valioso humus en el suelo. Este aumento depende de la cantidad, del tipo de compost y su grado de humificación (madurez) y también del tipo de suelo. Un compost maduro aporta más a este aumento que compost fresco, de pocos meses. El abono verde es lo que menos humus aporta, aunque tiene un efecto fertilizante a corto plazo.
La tasa de producir humus (humificación) es el doble en suelos pesados (arcillosos) que en suelos ligeros (arenosos).
Mientras el aumento de humus puede llegar hasta un 2% o más a medio largo plazo; este se suele reducir en parcelas sin abono orgánico.
El compost aumenta la productividad de los cultivos
La mayoría de los ensayos muestran un efecto positivo del compost sobre la productividad. Comparando tanto parcelas limpias de fertilizantes como parcelas con fertilización sintética mineral, sobre todo en ensayos más a largo plazo.
Resultado interesante es que el compost estabiliza las fluctuaciones anuales de los rendimientos, debido a su efecto compensatorio contra las malas condiciones climáticas. Esto aumenta la seguridad de rendimiento y la estabilidad económica de las explotaciones, sobre todo en la producción de hortalizas.
Efectos beneficiosos que dependen mucho del potencial de rendimiento de cada zona y la rotación de cultivos en el caso de los anuales. En general los cultivos perennes como el almendro demuestran un mejor aprovechamiento del compost y su beneficio que en ciclos cortos.
El rendimiento del cultivo depende sobre todo de:
- La cantidad y frecuencia de la aplicación del compost
- La rotación y combinación de cultivos
- potencial de rendimiento de la zona
- la aportación de abono mineral de nitrógeno (si está permitido)
Es importante tener en cuenta que el efecto sobre el rendimiento de los cultivos se muestra en plazos de entre 3 hasta 6 años. Por ello los resultados de los ensayos con menos de 3 años para estas cuestiones tienen menos valor.
Se han obtenido mejores resultado aplicando al principio grandes cantidades de compost (30 t) cada 3 años con aportaciones habituales anuales de 5-10 t/ha (materia seca).
El efecto nutritivo del compost
La frecuente aportación de la materia orgánica y en especial del humus a través del compost con todos sus beneficios para el suelo aumenta la disponibilidad de potasio, fósforo, calcio y magnesio para las plantas. Y hace en general innecesario aportaciones extras de estos elementos.
Un poco más complejo es la disponibilidad del nitrógeno (N). Tiene que transformarse como los demás nutrientes. Desde su forma orgánica a su forma mineral como amonio y nitrato para ser asimilable para las plantas. Esto se llama mineralización. La mineralización del nitrógeno orgánico de un compost tras su aplicación al suelo es el proceso clave de sus propiedades fertilizantes y depende de muchos factores. Como el tipo de suelo, temperatura, humedad y de la relación Carbono:Nitrogeno (C;N) del compost. Cuanto más estrecha es esta relación más rápido se produce la mineralización. La relación C:N ideal en un compost es 20-35:1.
De los muchos ensayos hechos se puede concluir que después de una aplicación de compost. Durante el primer año hay una disponibilidad media de nitrógeno mineral para los cultivos de un 5% del total aplicado (entre 2 y 10%). Es decir, si aplicamos 10 t de compost con 1% de nitrógeno habría solamente 5 kg disponible como nutriente para la planta. Pero esta disponibilidad inicial aumenta a lo largo de los años de aplicaciones de compost hasta un 40%. Tal y como se ha visto en un ensayo a largo plazo después de 21 años. La tasa de mineralización anual del nitrógeno orgánico después de la aplicación es de un 2-3%.
En caso de más necesidad de nitrógeno se puede preparar un abono foliar líquido como el té de compost u otros biofertilizantes que están descritos en “El ABC de la agricultura orgánica” de Jairo Restrepo. También existen abonos foliares permitidos en la Agricultura Ecológica, por ejemplo, los que están basados en extractos de algas.
Es importante saber que el compost maduro (de más de 9 meses) mineraliza más rápidamente el nitrógeno y está disponible para las plantas antes que en compost fresco.
También se ha observado una disminución del nitrógeno disponible para las plantas por el compost si se aplican también fertilizantes minerales de nitrógeno.

La aportación de materia orgánica fresca o semi compostada debe ser equilibrada. Mucho carbono en comparación al nitrógeno, como es el caso de un exceso de paja, puede reducir el nitrógeno disponible para las plantas. Porque lo necesitan los microorganismos responsables para su degradación para su propio crecimiento (N Inmovilización). Esto tiene importancia sobre todo en cultivos anuales con grandes necesidades de nitrógeno en un momento dado. Luego se libera este nitrógeno al degradarse también estos microorganismos.
Para el azufre se ha visto una disponibilidad a corto plazo de 5-10% de la cantidad aportada, parecido a la de nitrógeno.
En cuanto a los microelementos se ha visto que el compost no aumenta la cantidad en el suelo pero si su disponibilidad para las plantas. Además el compost es una importante fuente de elementos para suelos con escasez de ellos.
En conclusión. El compost no se debe evaluar solamente según su efecto fertilizante a corto plazo, como un abono sintético mineral. Más bien nutre y regenera el suelo (a corto plazo) para que éste sea capaz de nutrir la planta (a medio plazo).
Por eso su manejo y aprovechamiento productivo requieren conceptos a medio y largo plazo. Integrado en un manejo sostenible con una rotación de cultivos, cubierta vegetal, laboreo razonable etc.