“El territorio no es el terreno, ni ninguna porción del espacio geográfico sino el sitio al que uno pertenece”
Los conceptos del paisaje que utilizamos no son útiles para la gente que ve el desarrollo local, así ha comenzado su ponencia “Identidad Territorial y Fomento del Paisaje” Rodolfo Caparrós, geógrafo urbanista; durante el IV Coloquio AlVelAl “Paisaje, Agricultura e Identidad Territorial”, celebrado en Purchena.
Y es que, la definición de Paisaje que tenemos, está extraída de un pacto entre la visión mediterránea de paisaje y la visión europea; por lo que estamos utilizando una visión del paisaje importada.
Una libertad de los concepto y términos que hacen que pierdan el sentido; y es que, un conferenciante puede estar utilizando conceptos como el paisaje con un soporte conceptual que deriva de una intención semántica, mientras los asistentes escuchan los mismos términos con otros significados.
Rodolfo Caparrós acerca a este coloquio el planteamiento del Manifiesto del Paisaje Territorial, fruto de unas jornadas profesionales celebradas hace unos años en Santa Fe de Granada. Un esquema que plantea una superposición entre paisaje, patrimonio y territorio. Una teoría del paisaje territorial que proponía intentar entender que es paisaje en tanto que patrimonio y territorio, en cuanto al territorio se refiere a un sentido de pertenencia mientras que en lo que al patrimonio se refiere es a un legado generacional.
“El territorio no es el terreno, ni ninguna porción del espacio geográfico sino el sitio al que uno pertenece”. El término genérico “territorio” al que se refiere la función pública de ordenación del territorio es el espacio de vida que interesa a todos sus habitantes; el resultado de múltiples interacciones con el medio, individuales, grupales, empresariales, institucionales…; que componen un entramado complejo, multiescalar y abstracto; cuyo resultado en términos de eficacia, justicia y sostenibilidad es aleatorio y, en último término, radicalmente histórico.
Una reflexión que lleva a Rodolfo Caparrós a presentar el siguiente planteamiento a los presentes “¿Qué es la identidad territorial? Debería ser un resultado singular de las múltiples interacciones con el medio que constituyen el territorio”. Lo que plantea un problema en la relación entre las identidades territoriales y las identidades colectivas; y explica las tres propuestas de Manuel Castells para construir identidades colectivas. Una identidad legitimadora introducida por las instituciones dominantes de la sociedad; una identidad de resistencia generada por aquellos actores que se encuentran en condiciones estigmatizadas por la lógica de la dominación, basándose en principios diferentes a los que impregnan las instituciones de la sociedad; y las identidades-proyecto, generadas cuando los actores sociales construyen una nueva identidad que defiende su posición en la sociedad y buscan la transformación de toda la estructura social.
Identidades que no son, en sentido estricto, territoriales ni tan fuertes como son la lengua, la cultura, la conciencia de pertenencia, la aceptación de una narrativa de un pasado o de un proyecto futuro común.
Paisaje e identidad territorial
Lo que hace un paisaje es que compadece ante la mirada; una mirada que tiene que convivir con otras miradas, y ese acuerdo colectivo tiene una condición cultural común que, a su vez, en el mundo mediterráneo es algo ritual, grupal, ético,…
Desde el romanticismo, el paisaje deja de verse desde una mirada individual y se extiende por toda Europa como una mirada hacia el entorno que se debate el individuo, entre el asombro ante la magnitud de las fuerzas de la naturaleza y un firme propósito de dominarlas; mientras, la posición cultural del paisaje en el mundo mediterráneo es mucho más grupal, ritual y ética; debilitada por el éxito de la cosmovisión boreal.
El paisaje es un bien comunal que florece en sociedades sanas y arraigadas que establecen su vínculo emocional con el espacio de vida a partir del éxito del proyecto territorial y colectivo. Y, al mismo tiempo, el paisaje puede ser una herramienta facilitadora de esos procesos de éxito territorial, por su capacidad de establecer relatos sobre el espacio de vida, y hacerlo fomentando la articulación y cohesión social, el fortalecimiento del sentido de comunidad, “Esa es la condición moral del paisaje”, apunta Caparrós.
Fomento del paisaje
Aunque se puede fomentar el paisaje de muchas maneras, una de ellas es a través de miradores, un espacio para enriquecer la mirada. “Un mirador es un acto reflexivo que requiere una reflexión metodológica”, apunta Caparrós; que explica que dentro de un mirador se crean oportunidades para ir cumpliendo con la tarea de preparar la mirada para que esta sea lo más limpia posible.
Miradores que se componen por un espacio de acceso, un espacio destinado para el aparcamiento de vehículos. Tras esta vendría la parte de la semantización, que es cuando la naturaleza profunda cambia y es donde empezamos a entrar en el mirador, generalmente oculado hasta llegar a la plataforma para crear el factor sorpresa en el sujeto. Un espacio seguido de una zona umbral con información sobre el mirador a través de paneles informativos antes de llegar a dicha plataforma, una última semantización con un equipamiento de observación e interpretación que debe ser lo más limpio posible. Dentro de la plataforma es importante que existan indicadores que nos ayuden a interpretar la vista creando esa relación entre libertad y compromiso, generando un acto comunicativo.
Un buen ejemplo de esto es el Mirador Paisajístico de las Canteras de Macael, un mirador que destaca por su posicionamiento respecto a actuar en el paisaje a la hora de diseñarlo. Con una década de vida, sus diseñadores ya entendieron que el paisaje era algo que no se trataba tanto de imagen como de los procesos que allí ocurrían.
Un mirador cuya construcción aprovechó los procesos de regeneración con hidrosiembras, movimientos de tierras y extracción de piedras que se estaban produciendo en el entorno. Un mirador que muestra todos los procesos que se dan en el entorno de Macael, por donde pasan dumpers, algo que también hay que interpretar y que destaca por ser todo interpretación desde el momento en el que accedes al mismo.