Natural de Huéscar, la pasión de Ángel Hernández por su territorio le hizo regresar a su tierra natal tras una década residiendo en Barcelona; y lo hizo con un objetivo, y casi obsesión, “un desarrollo del territorio que permita que las futuras generaciones puedan seguir viviendo en el mismo”.

Con experiencia en industria y en política municipal, a su regreso se centró en el asociacionismo, un movimiento que aún no existía, fomentando la creación de asociaciones turísticas y empresariales que pudieran dinamizar la zona.

Poco a poco, el destino lo fue centrando en el mundo turístico; y hoy regenta el proyecto de alojamiento turístico Cuevas La Atalaya.

Una actividad que compagina con otros proyectos tan especiales como La Herradura. Un proyecto de 72 cuevas en el cual participan 20 universidades internacionales y cuenta con el sello Forum Unesco. “Es un proyecto que va a poner al territorio en el mundo, dinamizándolo”.

Además participa en otros proyectos que como AlVelAl van en la misma dirección a esa meta que le ilusiona. “Si a mí AlVelAl me ha cautivado es porque tiene unos objetivos y coinciden con los objetivos que yo persigo que es la de ese futuro para las nuevas generaciones en un territorio especial, un desarrollo sostenible en el cual nuestras futuras generaciones puedan vivir”.

Ángel aterrizó en AlVelAl a través de unas jornadas sobre Casas Cuevas celebradas con motivo del proyecto La Herradura y Dietmar Roth, quien le invitó a una de las reuniones iniciales que la Fundación Commonland celebró en el territorio AlVelAl.

Ha sido vocal de la Junta Directiva de AlVelAl donde representa al territorio del Altiplano de Granada, compuesto por las comarcas de Baza y Huéscar. Una vocalía desde la que se ha marcado un objetivo, “ser persistente para que AlVelal realmente siga trabajando para cumplir los requisitos y los objetivos que perseguimos”.

En la asociación AlVelAl ve una oportunidad para aprovechar y sacarle partido a un paisaje que “la comarca sólo ve como un secanal pero aquellos que la visitan ven algunos de los paisajes más idílicos del planeta”. Un paisaje al que sacarle partido, cree riqueza y permita a las futuras generaciones vivir de esos recursos que tienen una calidad y un sabor diferenciados.

“Si llegamos a esos objetivos al final, como decimos aquí en AlVelAl, crearemos un territorio muy diferenciado y muy especial. Y lo que hoy en 2017 todavía para nosotros es un territorio que no vale para nada, en el futuro y no muy lejano, este territorio será deseado y atractivo para el mundo”.