Con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural reunimos a tres mujeres de distintos puntos del territorio AlVelAl para debatir sobre la situación de las mujeres en el ámbito rural.
Tres mujeres rurales, luchadoras y con vidas diferentes; tres representantes de las mujeres del territorio AlVelAl. Santiaga Sánchez, agricultora y ganadera de la comarca de Los Vélez; Mª Carmen González, administrativo en el Colegio de Procuradores de Baza y concejal de participación ciudadana y turismo en el ayuntamiento de Baza y Mª Carmen Román Marín, veterinaria y empresaria de alojamientos turísticos en la Puebla de Don Fadrique.
Tres mujeres con distintas experiencias, Santiaga, que nunca salió del entorno rural; Mª Carmen Román, quien emigró a la ciudad para estudiar y volvió formada apostando por su tierra; y Mª Carmen González, que naciendo en una gran ciudad como es Barcelona, se vino a los 9 años a Baza, se enamora de la tierra de sus padres y se queda aquí para siempre.
Charlamos con ellas sobre su experiencia como mujeres rurales. Del entorno rural destacan cosas positivas y negativas. Un mundo que te exige a renovarte “Cuando decides vivir en el mundo rural tienes que diversificar la actividad, no te puedes quedar sólo en una cosa. Tienes que tener amplitud de miras e ir adaptándote a las circunstancias”, destaca Román, del que también asegura se renuncia a muchas cosas “Profesionalmente, por ejemplo, en formación; ahora con los cursos online es más fácil estar actualizado, pero antes los kilómetros que había que hacer para ello, limitaban mucho”. Sin embargo reconoce que “Es positiva la vida en el mundo rural, la vida es más cómoda y relajada y familiarmente, por ejemplo, se disfruta de cosas que en las ciudad no se puede”
Los jóvenes
Como Mª Carmen Román, que tuvo que emigrar a los 18 años a estudiar, son la mayoría los jóvenes que salen de su pueblo para formarse en ciclos superiores “Pronto llega el momento de mi hija, se van con 17-18 años y no sabes si volverán, todos los años hay una hornada de riqueza humana que sale de la comarca, es una de las cosas difíciles de vivir en un lugar tan alejado de todo”.
Los servicios
Los servicios también son un problema “ahora estamos creando una revuelta social por la falta de recursos. Los servicios conforme te alejas de la capital bajan en calidad en la Puebla de Don Fadrique falta un maestro, pero también en Galera y Orce.”, una situación que afirma se repite con el pediatra, que no hay ninguno en toda la comarca de Huéscar; o guardería, que no existe en la Puebla de don Fadrique, una situación que quizá se produce porque no hay trabajo para la mujer. “Al mundo rural nos tendrían que mimar porque si tu cierras un colegio condenas al pueblo a su fin porque ninguna familia se va establecer en un pueblo donde no haya colegio”.
Una situación injusta que se produce por ser municipios pequeños de menos de 20.000 habitantes, donde está el límite para determinados servicios, como afirma Mª Carmen González que ve injusta la situación de los pueblos pequeños.
La seguridad
El tema de seguridad también cambia respecto a la ciudad. “Aquí tienen libertad para jugar en la calle, es una infancia bonita”, Mª Carmen González también destaca el conocer a las maestras de infantil “Mis amigas de Barcelona me dicen que tengo mucha suerte, que aquí en la guardería conoces a todos los trabajadores del centro, pero ellas dejan a sus bebés con completos desconocidos”, Santi lo reafirma “En los pueblos además coinciden después en el bar madres y maestras y ves cómo los niños se tiran a la maestra a darle unos besos y unos abrazos”.
Machismo
En cuanto al machismo, todas reconocen que el mundo rural es machista, aunque es algo que se extrapola a todos sitios y sectores, no sólo en el campo. De este Santiaga destaca que lo que ella conoce era un patriarcado de puertas hacia afuera, en casa eran las mujeres la que gestionaba y tomaban las decisiones. “Nosotras somos tres hermanas, quizá si hubiera habido un chico no hubiese sido igual pero fue mi padre quien nos dio alas para que nos sacáramos el carnet de conducir, aprendiéramos a labrar, a cazar…”. Después, recién casada vivió algunos de los momentos más duros de su vida “Trabajaba en un cortijo y vivíamos allí, más de una vez tuve que lidiar con los caprichos del señorito. Fueron momentos muy duros, pero también la época más feliz que recuerdo tras mi infancia”
Todas las mujeres nos hemos encontrado con dificultades independientemente de su lugar de residencia o profesión. A las dificultades se les da la vuelta a su favor.
Dar voz a la mujer rural
Todas coinciden en que los cambios de mentalidad cuestan mucho y que depende del rango de edad “las jóvenes están anestesiadas, no calladas por los hombres”, destaca Santiaga. “En otras edades, hay que empoderarlas, mostrarles que lo más normal del mundo es salir y actuar en todos los ámbitos de la vida, algo que es bueno incluso para su propia casa. Dando ejemplo y mostrando que podemos”.
Las asociaciones de mujeres hacen mucho, una labor imprescindible que reconocen las tres participantes en este café. “Falta también visibilidad pública”, apostilla Román, “empezamos a estar, pero queda mucho por hacer”, afirma González. Las razones para esa falta de visibilidad son diversas, la relación familiar y de pareja, la formación o la comodidad.
Los sueños
Para finalizar este encuentro preguntamos cuáles son sus sueños. Sueños que se podrían resumir en el futuro próspero y en paz para las nuevas generaciones pero que queremos destacar:
“Mis hijas, que sean mujeres fuertes, autosuficientes, para superar los retos. Que se vean capaces de todo”, Mª Carmen González.
“Dejar a nuestros jóvenes unos pueblos con recursos, servicios y unas condiciones dignas. Un futuro próspero con un pueblo vivo, dinámico y con recursos”. Mª Carmen Román.
“Acabar con la violencia de género y romper con el machismo en la adolescencia ¿De dónde viene ese recrudecimiento? Estamos retrocediendo en esto y se nos está yendo de las manos”, Santiaga Sánchez.