España es un país con todo. Exuberante vegetación. Costas pintorescas. Montañas nevadas y lagos bañados por el sol.
Pero el cambio climático desenfrenado está abriendo un agujero en esta deliciosa diversidad. Donde una vez el invierno duró una temporada entera, ahora se filtra dos meses tarde. Donde una vez las temperaturas alcanzaron un máximo de 30 grados, ahora empujan 50. Donde antes los agricultores podían depender de una lluvia constante, la tierra ahora se apaga de dolor.
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